jueves, 29 de noviembre de 2012





8 N

EL PUEBLO HIZO HISTORIA


Así  tituló  su editorial un  periodista radial que milita  para la oposición  al gobierno.  Se refería a las  movilizaciones del 8N, multiplicando varias veces la cantidad de gente que participó como hicieron todos los medios afines. Pero se equivocó de bando: los cientos de miles que se movilizaron el 8 de Noviembre no están haciendo  historia.  Todos ellos tienen una consigna que los unifica: que el gobierno de Cristina Kirchner se vaya ya. Y atrás de ese objetivo están los líderes políticos de la movilización: Mauricio Macri y Federico Pinedo del PRO; Aguad y casi  toda  la UCR;  la  Coalición  Cívica; Elisa Carrió,  Patricia Bullrich, a los que se suman los que la miran con cierta simpatía:  Hermes Binner, Fernando Solanas y hasta Jorge Altamira. Algunos se dedicaron a convocar para el 8N y otros elogiaron el carácter cívico (?) de la marcha.
Y, por supuesto, que también se sumaron sectores de la ultraderecha y los grupos más concentrados del capital.  Quieren que el gobierno se vaya, no les importa que sea mayoría, ni que hace 1 año obtenía el 54% de los votos contra el 16% del que salía segundo. Tampoco les importó cuando apoyaron todos los golpes militares: el del 55, el de Onganía y el de la genocida Dictadura Militar.

El  8 N tuvo una clara dirección política, más allá de que puedan haber participado algunos sectores de las capas medias descontentas con algunas medidas del gobierno. Pero hay un contenido y una dirección indiscutible. Son los que quieren volver al pasado. A la época de los gobiernos neoliberales, quieren dar marcha atrás con la historia. Nada de redistribución del ingreso ni de estatizaciones, ni que se modifique el Código Civil ni la Constitución. No quieren nada de eso. Piden que la Presidenta no hable más, ni que se avance con ninguna medida.
Quieren desandar el camino recorrido, porque van perdiendo terreno y temen por un futuro con más igualdad, más democracia y más inclusión social. Por eso piden libertad: libertad para volver para atrás, no para otra cosa. Son los que defendieron y apoyaron a la Dictadura Militar y ahora sufren cuando ven como avanzan los juicios contra los genocidas. Son los que no quieren la unidad de Latinoamérica y anhelan volver a restablecer las relaciones de sometimiento y sumisión a EE.UU. Son muchos, quizás, todos juntos y amontonados, pero mucho menos que los millones que apoyan este proceso de transformación iniciado en 2003. Sólo se juntan para decirle no al gobierno, pero no pueden hacer una sola propuesta positiva. Y apenas la hagan, comenzarán a dividirse, porque expresan distintos intereses sociales y políticos. La sociedad está dividida en dos como en cada experiencia social en donde se desarrolla un proceso de transformación. La historia tiene innumerables ejemplos de ello. De un lado están los que se oponen a  los cambios, los que anhelan el pasado y la profundización de las diferencias; del otro los que eligen ser protagonistas de una transformación que alcanza todos los órdenes: político, económico, cultural y social. De un lado,  los que quieren ir hacia atrás con la historia; del otro, el pueblo que está haciendo la nueva historia. De un lado los que miran al pasado; del otro los que miramos al futuro. Y podrán volver a salir, porque, en esta democracia y con esta libertad,  tienen derecho a expresarse. Y nosotros también tenemos derecho a expresarnos y a salir, para defender lo que se hizo, para apoyar lo que se va a hacer, y sobre todo, para que sigamos haciendo historia.